Esforzarte no es un logro, es tu obligación
Cómo las palabras pueden herir y dejar cicatrices futuras
Karyme Celeste Medina Patiño  -   2023-10-07
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Creo que, en varias ocasiones, o al menos una vez, hemos escuchado frases como: “Esforzarte no es un logro, es tu obligación”. Algunas veces se vuelve natural para nosotros escucharlo por parte de nuestros padres y/o familiares enfocado a las buenas notas o a algún tipo de logro propio, más frecuentemente originado durante la estancia escolar.



Incluso si no podemos identificarnos con este tipo de situaciones, creo que conocemos a alguien que sí. Por parte de los padres esto se convierte en un gran error, ya que, aunque ellos no lo profundicen demasiado, son palabras que tienen un peso, que llegan a desanimar y a causar que nuestra habilidad para reconocer nuestros pequeños y grandes logros baje de manera significativa.





Esas frases, se convierten en palabras que causan heridas e inseguridades futuras, que nos hacen pensar que al final no merecemos celebrar lo que hacemos bien, ni sentirnos orgullosos de nosotros mismos.

Con el tiempo las palabras de otros quedan arraigadas dentro de nosotros, conforman nuestras experiencias y sobre todo el punto de vista que tenemos acerca de nosotros mismos y de varias situaciones de nuestro día a día.





Realmente merecemos celebrar nuestros logros, por más pequeños que sean, e incluso si para los demás es algo insignificante. Únicamente nosotros sabemos lo que nos esforzamos para llegar a cierto punto, sabemos el tiempo que invertimos en ello y todas esas noches sin dormir, independientemente de si conseguimos o no un gran objetivo, reconozcamos el esfuerzo con el que trabajamos y los cambios que notamos en nosotros mismos con el objetivo de ser mejores día a día.





De la misma manera expresemos ese sentimiento de orgullo hacia los pequeños que conviven con nosotros, así como también a adolescentes y adultos, enseñemos a los demás a sentirse apreciados y reconocidos como personas y como seres humanos, incluso si una meta no se cumple deberíamos reconocer la perseverancia y disciplina con la que se trabaja, dejando un poco de lado la meta en sí.





Porque los objetivos no se obtienen de un día para otro, se obtienen paulatinamente, con el trabajo que realizamos día a día, de la misma forma que los conocimientos; no olvidemos jamás que finalmente eso es lo que nos va formando y transformando como personas.


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