En un mundo que evoluciona día a día y busca un estado de derecho, alejándose de la no participación o de buscar una solución de forma legal o incluso amigable, estamos dejando de ser humanos y comenzando a ser dictadores de ideologías. Al no compartir la misma ideología, tomamos en nuestras manos la vida de otros sin importar las consecuencias.
Por ello, sin duda, resolver los conflictos de forma pacífica es esencial para prevenir estos efectos negativos y fomentar la estabilidad y la coexistencia en el mundo. Esto lograría no solo tener un país reconocido como líder mundial, sino desarrollar un mundo lleno de líderes donde la lucha de intereses sea realmente por darle una vida digna a todas las personas y tener plena conciencia del valor trascendental de la vida.
Tomando como base ejemplos de la sangre del pasado y el dolor causado, buscamos evitar en la medida de lo posible más muertes innecesarias.
Hoy tenemos presente el conflicto israelí-palestino, que ha sido un problema persistente durante décadas, escalando a niveles alarmantes.
Afectando a todo un grupo de personas sin distinción de edades, algunas de sus consecuencias se reflejan en la muerte de 482 personas en Israel y más de 3,300 heridos, mientras que en Gaza han muerto 198 palestinos y 1,610 personas están heridas, según reportan las autoridades. Aunque estas cifras son significativas, son insignificantes en comparación con el daño real que está causando o causará esta nueva guerra. Desde la muerte de descendencias completas de gente inocente hasta un "ojo por ojo y diente por diente", esta guerra podría ser el inicio de nuevos conflictos y quizás el comienzo de un efecto dominó de malas decisiones y lucha constante, ya que diversos países y organizaciones han expresado su posición, incitando a poner fin a la violencia reanudando sus negociaciones; otros simplemente evitan intervenir, y otros más solo son espectadores del suceso. Al final, todos condenan a quien atacó primero sin buscar una solución. Cualquiera podría decir que, por más que evolucionemos, al vernos inmersos en situaciones desfavorables, nuestra primera respuesta es la lucha en lugar del diálogo.