Este año hubo muchos estrenos en cines y plataformas que nos sorprendieron; algunos causaron furor internacional y conllevaron fuertes campañas comerciales, e incluso algunas propagandísticas. La película "Radical", basada en una historia real, podría pasar casi desapercibida dentro de una preferencia por las películas de reparto extranjero.
El filme nos narra la aventura de un profesor mexicano, Sergio Juárez, que llevó una nueva forma de aprender a los alumnos de la escuela José Urbina López, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. El método y la relación de los alumnos con Sergio nos llevan a conocer la vida de los infantes y, de una manera bastante literal, un bosquejo de México.
El director del largometraje, Christopher Zalla, originario de Kenia y criado entre Bolivia y Estados Unidos, fue el responsable de llevarnos por la historia cuyo fin era dar a conocer un poco sobre la historia de Paloma Noyola, que en 2012 fue nombrada "The next Steve Jobs" por la revista Wired. El filme se estrenó oficialmente el 19 de enero en el Festival de Cine de Sundance y en México el 19 de octubre.
Cabe destacar que, aunque la cara más conocida por el gran público era la del protagonista interpretado por Eugenio Derbez, el reparto infantil que guía al espectador por los conflictos de la trama fue bastante sorprendente: Jennifer Trejo como Paloma, Mía Solís como Lupe y Danilo Guardiola como Nico.
En los últimos años, las películas catalogadas como "mexicanas" se han enfocado en temáticas como el romance y la comedia, dejando otros argumentos únicamente para los festivales de cine y las películas culturales, de baja afluencia de espectadores. Fue quizás la fama de algunos de sus actores y productores lo que nos permitió ver en la superficie del cine comercial el título de "Radical".
En otras ocasiones hemos visto el lado más oscuro de la sociedad mexicana en la pantalla, sin embargo, pocas veces de la mano de figuras tan jóvenes. Es el perfil de los personajes y sus contextos de desarrollo lo que nos permite ver la cruda verdad del país, cuya realidad normalizamos en nosotros mismos y en los demás.
Temas como la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la pobreza, el bullying, la crianza irresponsable, el mal sistema educativo, el trabajo infantil, la desesperanza en la población y una baja educación emocional son los tópicos que nos causan conflictos durante la trama. Parecerían muchas cosas que abarcar, pero la realidad es que van de la mano la mayoría de las ocasiones.
Nos enfrentamos a una historia que a primera vista se antoja cruel, suavizada un poco por el tono cómico que se le otorgó a muchas escenas. Vemos la pantalla con miedo inclusive, al ver un poco de nuestra realidad en otros. Otorgarle un final agridulce solo le dio más realismo, uno de tres, suena creíble. Si la has visto, entenderás este argumento.
Curiosamente, es el mundo de los adultos el que impacta a los niños; son las decisiones y las costumbres de los más grandes lo que complica la vida de los más chicos, que buscan la manera de crecer y llevar sus esperanzas e ideas a otro plano.
Visualmente, el largometraje está compuesto por tomas largas y muchos diálogos, escenas de iluminación fría, a pesar de que el clima predominante de la región es bastante árido. Se oscurece la pantalla aún más cuando los personajes se encuentran en lugares cerrados, dando una sensación de realismo crudo.
La película no se caracteriza por sonidos estruendosos, ni siquiera cuando la ocasión lo amerita. ¿Cómo una ciudad tan visualmente caótica no nos saca de nuestras casillas? ¿Es quizás una normalización del entorno? Que sin importar el ruido exterior, aprendimos a silenciarlo y solo ver lo que había enfrente de nosotros. ¿Fue a propósito o una consecuencia del ritmo de la película?
Es por medio de la historia de Sergio Juárez, adentrándose en una de las escuelas peor calificadas del país, en medio de un entorno tan poco favorable para el desarrollo, que vemos la forma en que crecen muchos niños en la vida real. Y como pese a las dificultades, en dichos entornos también florecen sueños, esperanzas y "buenas personas".
Porque en una escuela llena de profesores que han olvidado la vocación de su trabajo, todavía hay alguno que se levanta todos los días por los niños. Porque en una escuela llena de alumnos mal evaluados, hay mentes brillantes dispuestas a ver nuevos horizontes. Porque en un país lleno de funcionarios corruptos, todavía hay lugares donde sí se apoya a los estudiantes.
En muchas ocasiones durante la película y en la vida real, nos encontramos con una idea arraigada e interiorizada de que los niños y los jóvenes son una consecuencia de sus circunstancias, robándoles la opción de cambiar. Durante el filme, podemos apreciar la falsedad de ese argumento, porque los más jóvenes tienen ideas propias y capacidades que desarrollar; ellos son el futuro de México.