Del Odio a la Felicidad
Consejos para Cultivar el Amor Familiar
Cristian Emmanuel Rodriguez Ramirez   -   2023-12-09
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¿Cómo nace el odio?
Contrario a lo que podría pensar, el odio es un sentimiento natural que puede experimentar cualquier persona y al menos una vez en la vida lo hemos sentido, ya sea cuando no soportamos o deseamos mal a otros, puede ser a una persona, animales o grupos de personas en específico. El problema con este sentimiento es que, si no se trata, puede permanecer durante un tiempo prolongado en la persona que lo siente, incluso toda la vida, teniendo muy malas repercusiones, pues el odio indudablemente nos conduce a la infelicidad y a vivir todo el tiempo con resentimiento e ira hacia los demás.



El odio puede nacer por diferentes factores, pero uno de ellos, aunque suene irónico, es el amor. El amor se convierte en odio cuando nos dejamos llevar por los celos, el apego y la envidia, ya que si dejamos que estas emociones nos controlen tarde o temprano, por miedo a perder el amor o por tener celos de una persona o envidia de lo que tiene o le dieron a alguien que amamos, podemos llegar a odiarlo, aunque en el fondo lo sigamos amando, pues el odio también está muy relacionado con el orgullo, y muchas veces preferimos sentirnos mal tan solo por no doblar las manos y nos aguantamos el dolor que sentimos con tal de no perder. Es por eso importante saber cuándo nos estamos dejando llevar por odio y qué hacer cuando ya está presente en nuestras vidas o en nuestra familia, lo cual es muy recurrente en la época de Navidad.





La época de Navidad, pese a que todos pensamos que es un tiempo de paz y alegría, es la época donde más odio hay, pues es muy común que entre las familias haya conflictos como la clásica pelea de los hermanos por viejas rencillas del pasado, los terrenos, un carro, una herencia de dinero, o incluso por situaciones detonadas por problemas con la bebida. No obstante, aunque estas situaciones son hasta cierto punto normales en la familia, el problema es que no buscamos una solución cuando ocurren estos conflictos, los dejamos escalar hasta que se convierten en odio.





No podemos dejar que el odio esté presente en nuestras familias, debemos buscar siempre el amor, ya que todo en esta vida tiene solución y siempre hay una forma de resolver los problemas que tengamos, sobre todo en época navideña, ya que cada Navidad es la última Navidad, pues nadie tiene asegurada la vida y en ocasiones damos por sentado que no podemos morir en cualquier instante. Por eso, no debemos perder el tiempo y dejar que el odio nos lleve a una vida con odio, pues esto solo lleva a la infelicidad. Si estás enojado con tu papá o algún familiar, busca la forma de hacer las paces; ningún terreno, casa, auto o cosa material puede reemplazar el amor de las personas que queremos.





¿Qué puedo hacer para convertir el odio en amor?

Los conflictos que involucran el odio son muchas veces muy difíciles de solucionar, pero no por eso no vamos a intentar solucionarlos, sobre todo cuando estos problemas llevan años en nuestra familia, ya que entre más pasan los años, más difícil es llegar a una solución, pero no es imposible. Para resolver los conflictos podríamos empezar con pequeñas acciones como:

Hablar y dialogar, esta es la forma más directa de combatir el odio, sin embargo, en ocasiones es muy difícil hacer que los involucrados se pongan a dialogar. Por eso debemos insistir hasta lograr esto, pues por lo regular solo hace falta en ocasiones que alguien tenga la disposición de solucionar el problema y esto puede iniciar con un simple saludo. No hay necesidad de apresurar las cosas, lo importante es que se retome el diálogo aunque sea de poco en poco.
No contribuyas a alimentar el odio. Hay que evitar que el odio se propague en todos los miembros de la familia. Si tu papá, por ejemplo, está enojado con su tío, sé amable y empieza por reconciliarte con tus primos y tus tíos, ya que tú ni ellos tienen por qué verse afectados por su odio. Convive con ellos como siempre y si notas algún problema, habla con ellos para que los problemas de los demás no los deben separar; al contrario, los debería unir para encontrar una solución.
Perder para ganar. Renuncia a lo que te está haciendo mal. Si el problema es un objeto material, lo mejor sería renunciar a él, aunque esto sea difícil de hacer. En ocasiones hay que ceder, pues un terreno o un carro no vale la pena si vas a tener que sacrificar tu felicidad y la de tu familia para conseguirlo. Lo único que logras es un premio vacío. En cambio, cuando escoges el amor de una persona sobre las cosas materiales, tarde o temprano recuperarás eso que diste, ya que la felicidad es algo invaluable.
En conclusión, el amor debe ser lo más importante. Las cosas materiales o los problemas personales son pasajeros, no debemos dejar que esas cosas no nos permitan ser felices y disfrutar de la compañía de los demás.
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