El rey Balduino IV de Jerusalén vivió una vida difícil desde su juventud, alejado de su madre y hermana. Pasó su niñez con su padre, el rey Amalarico I. En esos primeros años, fue enviado a vivir con un erudito llamado Guillermo de Tiro, quien descubrió su enfermedad de lepra a temprana edad pero guardó silencio para no perder el trono. En cambio, lo ayudó y le enseñó habilidades como cabalgar y maniobrar el caballo con las rodillas, a pesar de su enfermedad.
Cuando su padre murió, Balduino IV fue coronado rey de Jerusalén el 15 de julio de 1174, con solo 13 años. A medida que crecía, su enfermedad avanzaba y lo deformaba. A pesar de las adversidades, buscó un esposo para su hermana, ya que sabía que él no podría dejar descendencia para el trono. La enfermedad avanzó tanto que perdió la vista y deformó su rostro. En 1176, logró que Guillermo de Monferrato, una figura distinguida en ese tiempo, se casara con su hermana Sibila de Jerusalén, asegurando la sucesión del trono.
A los 15 años, enfrentó al poderoso enemigo Saladino, el sultán de Egipto, quien amenazaba a Jerusalén. Balduino IV reunió un ejército de élite y luchó en el frente, logrando derrotar a Saladino y negociar una paz. Murió a los 24 años debido a la lepra, dejando un gran legado como un joven rey que protegió su reino y a su gente.
Esta historia narra la vida de un joven que se convirtió en rey a los 13 años, diagnosticado con una enfermedad a los 9 años. A pesar de sus limitaciones físicas, demostró una gran fortaleza interior al enfrentarse a su peor enemigo, la enfermedad. La película "El reino de los cielos" de 2005 cuenta su historia.
"Los hombres fuertes cuidan de sí mismos, los más fuertes cuidan de los demás. No importa cómo juegues ni para quién, eres el único responsable de tu alma. Aunque juegues contra reyes u hombres de poder, cuando compares ante Dios, no puedes decir que otros fueron dueños de tus actos."
Película "El reino de los cielos" de 2005.