El año 2023 está llegando a su fin y coincide, en México y en este hemisferio, con la llegada del invierno, una estación que, por su naturaleza, nos invita a replegarnos.
Este período representa una gran oportunidad para la reflexión, para dirigir nuestra atención hacia nuestro interior y hacer de nuestra vida el objeto de un sereno estudio. De esta manera, podemos llegar a mejores conclusiones, tomar decisiones más acertadas, corregir errores y vivir con mayor acierto, consciencia y profundidad.
Te invito a reflexionar ahora, aprovechando que tenemos menos actividades. La consciencia es la impulsora del cambio, y con el deseo de acompañarte en el proceso de transitar hacia una vida más plena, te presento algunas preguntas que espero te motiven a reflexionar. Estas preguntas pretenden generar un diálogo interno que contribuya a despertar en ti la consciencia, llevándote a responsabilizarte y vivir con un mayor sentido.
La consciencia, cuyo término proviene del latín "cum scientia", que significa "con saber", implica la participación activa en un hecho. Ser consciente, por otro lado, implica observar ese hecho. Ser consciente puede considerarse como una experiencia de nuestra propia experiencia; el convertirnos en observadores de nuestra propia vida. Esto es relevante porque la consciencia será nuestra aliada en el camino hacia la superación personal.
¿Cuáles fueron mis momentos más significativos del año que está terminando? ¿Cuáles son mis recuerdos favoritos?
¿Qué avances y logros, pequeños o grandes, obtuve este año de los que me siento más orgulloso/a? ¿Me los reconocí y celebré?
¿Quiénes fueron mis personas favoritas o maestros este año? ¿Qué aprendí de ellos y de nuestra relación?
¿Cuáles son mis cinco principales lecciones o aprendizajes personales y profesionales de este año?
¿Qué cosas deseaba que sucedieran este año y no ocurrieron? ¿Qué pude aprender de eso y cómo puedo planear para el próximo año?
¿Qué cosas positivas ocurrieron este año que no anticipé y de las que estoy sorprendido/a y agradecido/a?
¿Cuál es mi principal conclusión positiva de este año que quiero llevar al nuevo año para considerarlo como otro año bien vivido en este planeta Tierra?
¿Qué palabra decido eliminar de mi vocabulario este año y cuál introducir?
¿Qué tengo que liberar de mi vida aún? ¿A qué me sigo aferrando que no me deja avanzar?
¿Cuáles pensamientos o creencias pertenecen a mi antiguo yo?
¿Qué cosas sigo haciendo para lastimarme?
¿Me amo a mí mismo/a? ¿Qué estoy dispuesto/a a llevar a cabo? ¿Cuánto amor estoy dispuesto/a a dar y recibir?
¿Cuáles son mis tres principales intenciones para el nuevo año?
El ser humano no solo se relaciona con los demás, sino también consigo mismo, manteniendo un frecuente diálogo interno. Este diálogo puede ser estéril o fecundo, constructivo o destructivo, obsesivo o sereno; todo depende de cómo lo planteemos y de la clase de personas que seamos. Si nuestro mundo interior es sano y cultivado, ese diálogo será iluminador, proporcionando luz para interpretar la realidad y siendo ocasión de consideraciones valiosas. Por otro lado, si nuestro mundo interior es oscuro y empobrecido, el diálogo que estableceremos con nosotros mismos se convertirá, con frecuencia, en una obsesiva repetición de quejas referidas a pequeñas incidencias perturbadoras de la vida cotidiana.
No vivas tu día a día, mes tras mes, adormilado/a, dejándote arrastrar por los sucesos y la rutina. Puedes tener una existencia con significado, estando plenamente presente, y para ello te recomiendo tener en cuenta las palabras clave: apreciación y gratitud. Estas actitudes serán un detonante para un maravilloso año 2024 y una vida plena.