Leningrado, 1943: A pesar del fracaso de la operación Barbarroja, empleada por las fuerzas del Eje para invadir la Unión Soviética, los habitantes de Europa oriental han sufrido intensamente las consecuencias. La ciudad lleva más de un año sitiada; la desesperación es tal que se ha recurrido a comerse a las mascotas domésticas, e incluso se oyeron reportes de canibalismo.
Sin gatos ni perros, los roedores se multiplicaban sin control, y las pocas reservas de grano que quedaban fueron saqueadas por ellos, provocando no solo una crisis de alimentos, sino también un brote de enfermedades. A pesar de los intentos de la resistencia por combatirlas con armas, no tuvieron éxito.
Se estima que más personas perdieron la vida en Leningrado durante los 871 días que duró el sitio que en los bombardeos de Dresde, Hamburgo, Hiroshima y Nagasaki combinados.
Después de la victoria aliada en la batalla de Stalingrado (febrero de 1943), se vislumbró una luz al final del túnel. El consejo ciudadano de Leningrado aprovechó el repliegue de las tropas enemigas para pedir refuerzos desde Yaroslavl y Siberia. Sin embargo, la mayoría de los efectivos se encontraban en el frente de batalla. Los primeros refuerzos llevaron un uniforme muy particular; con el tiempo, 5 mil gatos fueron liberados en puntos estratégicos de la ciudad, en su mayoría gatos siberianos, que controlaron las plagas de ratas que robaban comida y propagaban enfermedades entre los sobrevivientes.
Tras la resistencia a la invasión y por sobrevivir a uno de los sitios más letales en la historia de la humanidad, la ciudad fue nombrada "ciudad heroica", y se erigió un monumento en la plaza de Vosstaniya, además de varios monumentos en honor a la "División Maullido".
La historia de la División Maullido nos enseña que incluso los animales saben hacer frente a las adversidades de manera notable.