De victima a victimario
El ciclo de violencia de la sociedad actual
Cristian Emmanuel Rodriguez Ramirez   -   2023-12-30
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Aunque no lo parezca o no nos demos cuenta, todos estamos dentro de un ciclo donde pasamos de las víctimas a ser los victimarios. Continuamente, enfrentamos situaciones en las que alguien nos causa daño, por ejemplo, gritándonos o tratándonos mal; y luego nosotros somos quienes gritamos y tramamos a los demás. Posteriormente, estos adoptan actitudes similares con otras personas, creando así un ciclo de violencia sin fin.



Desde hace muchos años, y sobre todo en las últimas décadas, se han intensificado los esfuerzos para poner fin a la violencia mediante campañas contra la violencia hacia las mujeres, el acoso escolar o la discriminación, por mencionar algunos ejemplos. Por lo general, estas campañas se encuentran en anuncios en las calles, la televisión y publicaciones en redes sociales. Aunque pareciera que estas campañas no surten efecto, la violencia sigue estando presente en nuestro entorno.

Aunque no lo parezca, todas estas campañas sí ayudan. Sin embargo, es imposible que con este tipo de campañas se logre poner fin a la violencia. Esto se debe a que, por lo general, se centran en temas como qué hacer si sufres violencia, cómo identificar si sufres violencia o con quién acudir si sufres violencia. Aunque concientizar a las personas sobre estos temas está bien y es necesario, no se está abordando el problema de raíz ni el origen de este ciclo de violencia, y, por consiguiente, no se ha logrado terminar o siquiera disminuir la violencia en gran medida.





Un claro ejemplo de este problema es el acoso escolar, donde casi todas las campañas se centran en la víctima, dejando hasta cierto punto de lado al agresor. Muchas veces, solo se le castiga en lugar de ofrecerle ayuda, cuando en realidad también es una víctima. Es muy común que, al indagar en las causas que llevan a un niño a agredir a sus compañeros, nos demos cuenta de que no es que el niño sea malo o que le guste hacer sentir mal a los demás para sentirse superior. En realidad, este comportamiento se debe a diversos factores negativos en su hogar, como maltrato físico, verbal o psicológico por parte de los padres o algún familiar. Al estar acostumbrados a vivir en estos entornos hostiles, comienzan a repetir estos comportamientos en la escuela con sus compañeros, ya que para ellos estas situaciones donde el más grande abusa del más pequeño son normales, ya que así han sido tratados toda su vida. Entender qué desencadena en los niños estos comportamientos violentos facilita la comprensión de por qué no se puede poner fin al acoso escolar. Por lo general, solo se reprende a los niños o, en el mejor de los casos, se les da asesoramiento para que comprendan que no deben maltratar a los demás, lo cual, aunque ayuda, solo resuelve superficialmente el problema. Mientras el niño viva en un entorno hostil donde está presente la violencia, tarde o temprano, se repetirá la situación en la que le causan daño y luego él será el causante. Por eso, en los casos de acoso, es importante hablar con los padres y ofrecerles ayuda también, ya que pueden ser uno de los factores que influyen en los comportamientos de sus hijos.





El primer paso para romper este ciclo es identificar cuáles son las causas de la violencia. Para esto, lo primero que tenemos que hacer es reflexionar e identificar todos esos comportamientos violentos que hemos normalizado y que nos tienen de una u otra manera inmersos en este ciclo. Hay muchas cosas que realizamos comúnmente y no nos damos cuenta de que son actos pequeños de violencia. Por ejemplo, cuando nuestros hijos o hermanos pequeños cometen un error o rompen algo, y lo primero que hacemos es golpearlos o gritarles y decirles cosas malas como "eres un tonto", "estás tonto", "¿por qué no te fijas en lo que haces?", etc. El problema con reaccionar de esta manera, que algunos dicen que es para que aprendan o que si les hablas bien y tranquilo no aprenderán su lección, es que los niños aprenderán y normalizarán este tipo de comportamientos a tal grado que, el día de mañana, reaccionarán de la misma forma con gritos y agresiones físicas y verbales cuando alguien en el trabajo, en la escuela o en el hogar cometa algún error, entrando de esta forma en este ciclo de ser la víctima y después el victimario. Es por eso que, en los casos de acoso, es importante hablar con los padres y darles ayuda a ellos también, ya que pueden ser uno de los factores que influyen en los comportamientos de sus hijos.





El segundo paso es ponerle un alto a la violencia, lo cual no es nada fácil, ya que muchos piensan que solo es detener la violencia. Pero para ponerle alto a la violencia no basta solo con dejar que una persona agreda a otra, sino que hay que evitar que vuelva a suceder eliminando la fuente de la violencia. Para que no vuelva a entrar en este ciclo, el problema es que no es fácil encontrar las causas de la violencia, ya que se pueden originar por muchos factores. Por ejemplo, en los casos de acoso escolar, el abusador se puede comportar de esa forma debido a problemas derivados de su situación económica, la influencia de un familiar, vecinos, amigos, problemas con sus padres, etc. Es por esto que, para encontrar la fuente del ciclo de la violencia, debemos ser muy reflexivos y analizar cómo es que nuestras acciones por mas pequeñas que sean impactan en los demás y como nos afectan a nosotros para asi saber si no estamos contribuyendo al ciclo de violencia.
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