Todo empeoró aún más hace dos años. Sucedió algo muy doloroso tanto para mí como para mis familiares: mi abuelo paterno falleció en enero. Me dolió tanto que casi caí en depresión, y sí, esto me afectó mucho gastrointestinalmente. Fue muy rápido y a la vez muy doloroso. Me costó algunos meses salir de esa situación, pero después sucedió algo que igual hizo que recayera: mi abuelo materno falleció en noviembre de ese mismo año, y volví a recaer.
Recuerdo que en ese año, la Navidad fue triste. Ver ese lugar vacío en las casas de mis abuelas fue algo doloroso, al ver cómo mis familiares se abrazaban y lloraban por la pérdida de ambos abuelos. Agradezco que durante esos tiempos tuve a personas que me apoyaron emocionalmente y me consolaron cuando lo necesité.
En esa Navidad, comprendí que lo más importante es aprovechar el tiempo al máximo con seres queridos, ya que uno nunca sabe si el próximo año estaremos con ellos o no. Yo sé que eso todo el mundo lo sabe, pero muchos no lo meditamos en su momento.
Hoy en día estoy agradecida de que aún tengo a casi todos mis familiares, y aunque no tengo mucha salud que digamos, agradezco que no estoy postrada en una cama y que no estoy grave en este momento. Por eso, estoy tan agradecida con las personas que me apoyaron y agradezco que no estoy grave de salud.
Sé que no he sufrido tanto en comparación con muchas personas, pero con esas experiencias aprendí que siempre debo sentirme afortunada y agradecida por lo que tengo. Muchas veces no lo agradecemos como debe ser, o nos enfocamos solo en lo que nos hace falta, pero en realidad también debemos enfocarnos en lo que tenemos y sentirnos agradecidos por todo.
Y aprovechando que se acercan las vísperas navideñas, quiero decirles que…
En esta Navidad, disfruten mucho con sus familias, y si les falta algún familiar o un amigo, recuérdenlos con cariño y alegría, y estén agradecidos por vivir una Navidad más, porque uno nunca sabe si para el próximo año podremos vivir una Navidad más con salud o con la familia completa.