Mucho hemos escuchado hablar de la ética profesional, y es bien entendido que ética profesional se refiere a poner en práctica los valores y los objetivos de una profesión, con transparencia y de una manera armoniosa y con alta calidad moral ante uno mismo y ante los que nos rodean, sobre todo para quienes ofrecemos un servicio.
Pues bien, teóricamente es común encontrarnos con profesionistas que olvidan esta parte fundamental del proceso profesional y erróneamente la parte afectiva y emocional no permite que la ética se pueda llevar a cabo. Por ejemplo, se dan preferencias a los amigos o familiares, y a quienes no son de nuestra empatía, pues simplemente buscamos el modo de truncar su avance, o de afectar de cierta manera que puedan lograr algún objetivo.
¿Te resuena esto? Es común en todas las profesiones, pues los humanos cometemos estos errores que con el paso del tiempo nos muestran factura, sin embargo, a veces somos tan ciegos y tan necios que no escarmentamos, y una y otra vez incidimos en el mismo error, simplemente por ignorancia de las leyes universales. Pensamos que afectar a un colega o compañero de trabajo, o algún cliente, nos hace sentir triunfantes, cuando en realidad lo único que estamos haciendo es sembrar aquella semillita que tarde o temprano germinará en nuestro propio jardín…
¿Cuántas veces el celo profesional o falta de empatía hacia los clientes, conlleva a una desafortunada estancia laboral o de convivencia? Es de suma importancia recordar a menudo ciertos principios, que nos guían y nos conducen a mantener un mayor respeto por el quehacer laboral con los compañeros y clientes, y para ello existen capacitaciones de expertos en materia de trabajo en equipo, donde se enfocan en el ámbito emocional para poder trabajar nuestras emociones de una manera eficiente.
La ética profesional deriva de una serie de comportamientos y pautas de actuación encaminadas a fomentar las buenas prácticas laborales, basadas en los principios éticos, como la responsabilidad, el respeto, la puntualidad, la diligencia, la justicia y la honestidad, todo esto para lograr la armonía social.
Si estos principios éticos son desconocidos, u olvidados, nos conlleva a conflictos serios interpersonales, que afectan el equilibrio de la sociedad en donde nos desenvolvemos, restando creatividad, salud, armonía, paz, etc., y, por lo tanto, profesionalmente careceremos de una buena práctica hacia quienes nos debemos para servirles, pues no podemos dar lo que no tenemos. Por ello es imprescindible llenarnos de una buena lectura, de un buen libro, de un buen consejo, de una buena capacitación, de una buena música, que nos recuerde lo importante que es mantener los valores consientes. Recordar cada minuto del día, que siempre debemos tratar al prójimo como nos gustaría que a nosotros mismos nos tratasen…