Siempre he sentido que la arquitectura es música, no sólo por el sonido que emite, sino por las tantas relaciones que existen entre ellas... (Un sabio escritor no sólo es el que sabe plasmar letras con un sentido, sino el que las plasma desde su sentimiento y corazón, llamado intuición, y que, sin una catedra previa, expresa su gran conocimiento) … Así es el sonido de la arquitectura, silencioso, y que en ese aparente silencio te trasmite notas musicales que te estremecen.
Tanto la música como la arquitectura forman parte del elenco de las bellas artes, contienen una estructura, una geometría, una textura, y crean espacios, convirtiéndolos en experiencias tangibles. Su semejanza es que, una obra musical recrea un espacio, y un espacio se convierte en una hermosa armonía sonora, como nos lo comenta también el arquitecto Felipe Leal.
Su hermandad no sólo radica en que ambas son un arte, sino que se entrelazan en la creatividad de su autor, al representarlas grafica y geométricamente, dando altura, verticalidad, armonía y ritmo...
Para que el sonido exista debe haber un espacio, siendo el espacio en el arte sonoro, más importante, que el mismo tiempo (Manuel Rocha Iturbe)
Un recinto construido para el disfrute de la música, es bien estudiado en el sentido de la acústica, para que, con cada sonido, el elemento llamado arquitectura, pueda apoyar con un coro placentero. Y en cada espacio, el sonido se escucha distinto…común es, encontrarnos con baños que nos regalan una extraordinaria acústica, que nos incita a cantar debajo del chorro de agua que equilibra las emociones, y sin inhibiciones, nos ofrecemos un privado concierto…
Construir arquitectura es crear espacios en tiempo, y hacer música es construirla en el tiempo creando los espacios…
Ambas necesitan de la idea de su creador, de ese pensamiento creativo humano y divino. Para después expresarlo en una obra arquitectónica y en una obra musical. Ambas ligadas, semejantes, con tiempo y espacio; con notas, con ritmo, con sonido.
Cada elemento que compone la arquitectura, es como una nota musical, que deben estar en armonía y equilibrio, con melodía y ritmo, para que pueda sonar serenamente tan sólo al ser contemplada; si perdemos estos elementos, la arquitectura es callada, no dice nada, o en su extremo, grita desesperada.