Hay fechas, personas y experiencias que esperamos con gran entusiasmo, y en la medida en que más lo deseamos, parece que el tiempo alentara su paso, pero realmente sigue el mismo ritmo.

Mientras avanzamos, en el camino nos encontramos con lo inesperado, una especie de pausa obligada que roba nuestra atención. La característica principal de esos momentos es que llegan sin avisar, sin darnos la opción de esquivarlos, están ahí.

Lo inesperado abarca momentos que desearíamos saltar tan pronto sea posible, pero también experiencias únicas que quisiéramos que duraran un poco más. Considerando que no podemos adelantar ni detener el tiempo, bien valdría la pena disfrutar aquellos momentos que nos provocan alegría y hacer frente a los que nos resulta incómodo manejar.




Hacer amistad con lo inesperado es aceptar que hay situaciones fuera de nuestro control, fuera de esa estructurada rutina que nos hemos marcado. Esa amistad nos brindará claridad para identificar qué tipo de experiencia tenemos enfrente cuando se nos presente: tal vez sea una de esas que te cambia la vida, o una recarga de energía como lo es encontrarte con un buen amigo que hace tiempo no vez, o quizá se trate de retos que te sacuden y provocan un malestar general y que gritan ¡resuelve! no hay más.

Sea cual sea la naturaleza de ese acontecimiento nos trae al presente, porque es el único momento en que podemos actuar. Nos obliga a salir del piloto automático en el que podríamos estar sumergidos, al sacudirnos nos despierta y da la oportunidad de decidir y si es necesario hacer cambios.

Aunque lo inesperado no puede ser planeado, rodearnos de personas con valores e intereses similares a los nuestros, mantener conversaciones que realmente deseamos tener, convivir en espacios que nos brinden energía, seguridad y confianza, nos permite tener a nuestro alcance los recursos necesarios para reaccionar sin perdernos en el camino.




Lo inesperado viene acompañado de toma de decisiones, capacidad de vivir el presente, gestión emocional, autoconocimiento y en la medida en que desarrollemos estas competencias y habilidades seremos capaces de responder de una mejor manera.

Te invito a crear una nueva relación con “lo inesperado”.