Resiliencia de la Paz
Aprendiendo a construirla
Angélica Lenz Tiemann   -   2024-04-27
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Al haber crecido con discapacidad visual, desde niña tuve que enfrentarme a constantes desafíos, sobre todo en el ámbito escolar y social. Tuve que aprender a buscar soluciones y alternativas, otras maneras de hacer las cosas para poder estar al nivel de los demás o ¿por qué no? Quizás incluso mejor. Tuve que aprender a adaptarme a los diversos entornos. Aprendí a ser paciente y tolerante conmigo misma y con los demás. Tuve que aprender a aceptar que requiere el doble o triple esfuerzo y tiempo realizar tareas y actividades... Para que te des una idea, lo que tú haces en dos minutos, a mí me puede tomar 10 o más. Tuve que aprender a pedir y recibir ayuda ¡y vaya que esto me costó trabajo! Aprendí a perder oportunidades, a abstenerme de muchas experiencias, a soltar expectativas y sueños, a esperar. Tuve que aprender a darme mi lugar, enfrentar las barreras que la sociedad me impone y a defender mis derechos. En fin, tuve que responsabilizarme por mi vida porque no soy una víctima sino tengo el poder de tomar las riendas de mi existencia.



Todo esto en conjunto me hizo resiliente y gracias a esto, logré una serena aceptación de mi condición, ser productiva y vivir con entusiasmo, alegría, gratitud y paz interior.

No nacemos siendo resilientes, la resiliencia se desarrolla y construye.

La resiliencia es un término que hace referencia al hecho de que las personas cuenten con las habilidades que les permitan recuperarse de las adversidades y que, pese a ellas, logren vivir de manera sana y productiva. Es la capacidad de tener una perspectiva de esperanza frente a condiciones adversas y mantener y recuperar el ánimo en medio de las dificultades. Las personas resilientes perciben sus experiencias de manera constructiva, aun cuando estas les causen dolor. La resiliencia abre un abanico de posibilidades en tanto enfatiza las fortalezas y aspectos positivos en la persona y activa el coraje para superar los eventos traumáticos inesperados. Es una habilidad humana que consiste en saber enfrentar y resolver las crisis y transformarnos a partir de estas cambiando creencias, hábitos y conductas para hacer mejoras en el yo interior. En el caso de los niños, su inclusión como parte del proceso educativo y de crianza es de suma importancia para lograr mejoras en su calidad de vida personal, familiar y social.




No todos tenemos la misma capacidad de superar los obstáculos y tomarlos como una oportunidad de crecimiento más que como una dificultad. Lo interesante es que cada persona tiene la posibilidad de formar sus capacidades y elegir cómo desarrollarlas. Desarrollarla permite tolerar, manejar y aliviar las diversas consecuencias psicológicas, fisiológicas y sociales que provienen de situaciones adversas.

¿Cuál es mi postura ante los problemas? ¿Con qué habilidades y capacidades cuento? Es importante hacernos estas preguntas, porque como es adentro, es afuera. O expresado de otra manera: El exterior es el reflejo de nuestro interior.

¿Cómo es mi familia, mi comunidad, mi país? Estamos ante un panorama global con desigualdades sociales, desafíos económicos, conflictos políticos, tensiones étnicas y constantes cambios ambientales que generan violencia. ¿Queremos un mundo con estabilidad, justicia, igualdad y tolerancia? ¡Queremos un mundo con paz?




Los cambios y las mejoras en nuestra familia, nuestra sociedad y en nuestro país comienzan desde adentro; desde mi yo ante mí mismo, mi yo ante los demás, mi yo ante el mundo y mi yo ante la vida. Y a partir de ahí podemos desarrollar y construir la resiliencia de la paz para poder evolucionar de manera consciente todos juntos a un estado de equilibrio y armonía. La resiliencia de la paz se refiere a la habilidad de las comunidades, sociedades y naciones para afrontar y superar las tensiones, los conflictos y las amenazas que podrían socavar su bienestar y estabilidad. Es un proceso que requiere que nos involucremos todos en múltiples contextos y en todas las dimensiones.

Al igual que en la educación de los niños, se requiere educar a la sociedad para la paz promoviendo la resolución no violenta de los conflictos, la comprensión interpersonal e intercultural, la empatía y tolerancia. Los ciudadanos y las comunidades necesitamos empoderarnos y participar en la toma de decisiones, creando así un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia la paz. Como persona con discapacidad he tenido que luchar para ser incluida y tratada con equidad. Como sociedad debemos abordar las desigualdades sociales y económicas que muchas veces son la causa de conflictos y de violencia y debemos luchar por sistemas justos y equitativos. Busquemos fomentar el diálogo y la cooperación en la familia, las comunidades, las naciones evitando que escalen los conflictos y con ello, la violencia de todo tipo. Además, necesitamos reconocer la conexión entre los conflictos y los desafíos ambientales, por lo que se requiere trabajar de manera inmediata para preservar los recursos naturales y vivir con consciencia ecológica.

El cambio comienza con la decisión y ocurre cuando nos damos cuenta de que no somos víctimas del destino, sino de que tenemos la libertad de asumir la responsabilidad de nuestro bienestar personal, familiar y social. Ante las adversidades ¡algo se espera de cada uno de nosotros!
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