Está bien no estar bien
¿Por qué el llorar está considerado como un signo de debilidad?
Está bien no estar bien, está bien llorar y derrumbarse de vez en cuando. Entonces, ¿Por qué el llorar es considerado un signo de “debilidad” para muchos?
A veces los amigos, o incluso hasta la propia familia, nos inculcan que llorar por alguno de tus problemas, es una completa exageración, de la misma manera hoy en día sigue en pie la idea estereotipada de que, “los hombres no deberían llorar porque eso representa debilidad”. Pero todos somos seres humanos y tenemos sentimientos, así como podemos percibir la felicidad, el enojo o la angustia, también podemos percibir la tristeza; que de tristeza hay mucho más que otras emociones, (decepción , temor, frustración, desesperanza, etc.), emociones incluso que llegan a ser incapaces de describirse mediante una sola palabra, pero que se sienten, sin importar la complejidad de cada una, porque cada emoción es un mundo que necesitamos aprender a entender y apreciar sin juicios de culpa, sin distinciones y exclusiones.
A veces nuestro llanto no es causado en sí por la “situación del momento”, sino por algo más profundo y más allá del problema actual, el simple hecho de que más de un sentimiento de frustración pasado se une en conjunto con otros, causando esa crisis con el fin de desahogarnos.
Dejemos de privarnos el dejar escapar todos esos sentimientos pasados que no hacen más que causar un tormento pasajero, que tiene la probabilidad de hacernos sentir mejor en un corto lapso de tiempo, siempre y cuando lo dejemos ir cómodamente a través del llanto.
Detengamos el juzgar tanto a otros como a nosotros mismos, abracemos y consolemos a ese ser interior, de quién sabemos o no cuántas crisis juntas ha tenido que soportar para que esas lágrimas causadas por la desesperación y rendición broten de sus ojos humedeciendo sus mejillas.
Dejemos de culpar, y educar en nosotros y en los demás que, el llorar es malo y que representa una razón para avergonzarse y ocultarse, para desahogarse tras las sombras.
Por un mundo compuesto de paz, “dejemos de educar culpando”