Cuando era niña me gustaba que mi tía Ofelia nos invitara a pasar unos días de vacaciones en la Ciudad de México, yo soy Lucy y vivo en Pátzcuaro, un hermoso pueblo mágico de Michoacán.
Lo que más me gustaba de visitar esa enorme ciudad, era poder subir a la azotea y acostarme en el piso viendo pasar por el cielo los aviones.
Volar siempre me ha parecido un logro extraordinario del ser humano, ¿Se imaginan? fue el sueño de muchos y en la historia de la humanidad solo tenemos un poco más de 100 años que esto fue posible. Es inspirador para mí. En Milán por ejemplo visité el Museo de Leonardo Da Vinci, donde hay algunas replicas de sus intentos por querer conquistar los cielos, también vi parte de su trabajo en Amboise, el castillo donde murió.
Y regresando a la azotea, te diré que subirme a un avión era uno de mis primeros grandes sueños, aunque realmente escuchaba que era caro y que no cualquier persona viajaba. Crecí con esta creencia, así que visitar la ciudad de mis sueños “París” parecía algo muy muy pero muy lejano en aquella época.
En Pátzcuaro no tenía amigos que hubieran ido de vacaciones por otros países, tampoco contábamos con un recurso extraordinario, así que ese anhelo de mi corazón se quedo guardado por algunos años.
Me considero una mujer decidida, atrevida e incluso hasta valiente, pero aún con esas cualidades, se ahora que si no estas en el contexto adecuado y con las personas adecuadas, pocas veces tendrás oportunidad de tener éxito, eres el promedio de las 5 personas con las que más te reúnes, así que cuida a tu equipo de poder.
Recuerdo una vez, que comente que un día iría a París a tomarme una taza de café, alguien cercano a mí, me dijo que no lo lograría, pero lo importante no es lo que piensen otros, esto es sobre lo que tú pienses de ti mismo.
Creer en sí mismo, es uno de los desafíos que tenemos y más las mujeres, para quienes lo duden los invito a leer sobre el síndrome del impostor. Conquistar nuestros sueños lleva algo más que soñarlos, implica por principio ponerlos por escrito y hacerse cargo de ellos, es decir establecer un objetivo y un plan.
Llegar hasta Europa a mis más de 35 años, fue un “sueño hecho realidad” que me hubiera gustado realizar antes, sin embargo puse manos a la obra, pisar por primera vez este lugar me cambio la vida, porque tuve una visión diferente sobre lo que es la vida, pero sobre todo porque me sentí capaz de hacer lo que yo quisiera hacer, sentía que mi oficia era muy pequeña y mis alas muy grandes, así que como resultado de ese primer contacto con el viejo mundo, tome la decisión de dejar mi trabajo, donde tenía un cargo directivo y comprometerme con aquello que me apasionaba y me hace completamente feliz. Me convertí en emprendedora al 100%, durante los últimos años he tenido que sortear la incertidumbre, los “no se puede”, o él ya por favor dedícate a un trabajo normal. Lo cierto es que viajar es una de las cosas que más me llenan el corazón y sobre todo porque ahora tengo la oportunidad de conectar no solo empresas, sino personas para que puedan realizarse negocios internacionales.
Aunque Google maps dice que el año pasado le di más de dos vueltas al perímetro de la tierra, yo me sigo subiendo a un avión y siento ese asombro y emoción.
Hoy cuando miro al pasado, y tengo la oportunidad de escribir para ustedes desde París, me pregunto porque no tome riesgos más grandes mucho tiempo antes, así que hoy quiero invitarte, a que escribas en un pedazo de papel ¿Cuál es tu sueño? ¿qué harías si no tuvieras miedo?
Y quiero cerrar mi pequeña presentación con una invitación: Hoy toma una acción y un compromiso que te puedan desafiarte. Te espero a la salida de tu zona de confort y cuando gustes te invito un café por París.