Me cuentan mis padres que en “su época” era una falta gravísima faltarle al respeto a su profesor o profesora, independientemente del grado escolar que estuvieran cursando. Por si fuera poco, los padres de familia se dirigían a los maestros de sus hijos para solicitarles que con “mano dura” instruyeran a sus hijos en matemáticas y español para que salieran adelante y bien preparados.
Hay varias ideas en las que me pongo a pensar cuando escucho a mis padres hablar de esto, pienso ¿Por qué hoy en día a los docentes ya no se les ve con el mismo respeto? ¿Por qué los padres de familia incluso han sido captados en vídeo golpeando y jalando del cabello a profesoras de kínder? ¿Dónde se presentó la línea de cambio? ¿Será que fueron los docentes que comenzaron a defraudar a la sociedad, a los padres y a los niños, niñas y jóvenes?
Hoy que soy profesora pienso algunas cosas más, por ejemplo:
¿Cómo le hago para que mis estudiantes me escuchen, les quito el celular?, Pero si me gritan o se enojan y me siguen hasta mi oficina diciendo que es algo personal contra ellos, ¿Qué voy a hacer, qué tal si me corren de mi empleo?
¿Los estudiantes se darán cuenta de que yo misma gasto de mi salario en mis copias, pongo de mi tiempo familiar y personal para buscar material para presentarles en clase, que sea de su agrado, que los motive, que los haga reflexionar?
¿Mis estudiantes sabrán que escucho todo lo que dicen cuando me doy la vuelta para escribir en el pizarrón sobre sus noviazgos, los problemas con sus familias y amigos, las preocupaciones que tienen sobre otras tareas, su maquillaje, el equipo de fútbol, entre muchas cosas más, y que, aun así, trato de comprenderlos cuando se están quedando dormidos en clase, faltan o no traen la tarea?
¿Se imaginarán que muchas veces en mis tiempos libres se me vienen a la mente por todos los problemas que escucho que tienen y que intento representarles soluciones a través de temas científicos y proyectos en clase?
¿Los jóvenes se darán cuenta que cuando sacan bajas calificaciones por su redacción, ortografía, falta de contenido, etc., no pienso que esté en contra de ellos sino que trato de retroalimentar sus trabajos para que mejoren en lo que les señalo?
Cuantas preguntas y cuantas ideas.
La verdad es que la docencia es un empleo precioso, lleno de retos, de gusto por convivir entre colegas y con espíritus jóvenes, con mucha energía, con la emoción siempre a flor de piel.
Pero, explicaré brevemente en que es complicada la docencia hoy en día. Considero que los padres de familia y estudiantes poco entenderán que las escuelas solo entregan un plan de trabajo en el que se indica que debes de enseñarles los temas de ecología, estadística o robótica, pero que en esos programas no se señala que debes de enseñar de valores sociales, derechos humanos, paz o cuidado de la naturaleza.
Me pregunto también si en la época de mis padres ¿Eran los docentes los que enseñaban sobre valores y comportamiento?
Y ahora ¿Quién deberá enseñar esos valores? ¿Cuál será la respuesta correcta? ¿Los padres, los docentes, el gobierno o todos?
Concluyo en que debe de haber planes de estudios que les digan a los docentes qué valores deben abordar en sus clases, sin importar que hablen de ingeniería, computación, inteligencia artificial o robótica. Se requieren indicaciones para que sepan los padres de familia qué derechos y obligaciones tienen los estudiantes y qué derechos y obligaciones tienen los docentes.
Estos pequeños cambios en los ámbitos educativos pueden ayudar a generar una sociedad con más paz, con profesores menos estresados y violentados por los padres y estudiantes; nunca he escuchado hablar sobre acoso escolar de estudiantes a profesores, pero existe. Además, ayudaría también a tener docentes más preparados y con mayor habilidad y vocación, ya que también es cierto que los profesores sin vocación pueden afectar gravemente a estudiantes de muchas maneras: psicológica, física, emocional, etc. Pero si en las escuelas conceptos como la paz, los valores sociales y la convicción de que estudiar no solo es para lograr un “buen empleo” sino para instruir buenos ciudadanos y ciudadanas, creo que las generaciones actuales y futuras podríamos recordar con gran orgullo y nostalgia que nuestras experiencias en la escuela fueron tan inigualables y apreciadas como mis padres hablan de “su época”.