Siendo una mujer devota y apegada a la ley de Dios, la Madre Teresa de Calcuta fue una persona que se dedicó no solo a su fe, sino también a servir y ayudar a otros, a aquellas personas que no tenían voz. Ella tocó a los leprosos y se hizo cargo de los enfermos de sida, animó a los más pobres para que salieran de ese estado, que se dieran a conocer, cuidó a quien lo necesitaba como una acción meramente desinteresada.

Cuando se tiene la verdadera vocación y las ganas de ayudar a los demás, no hace falta más que ver al prójimo sufriendo. Estas escenas pueden determinar el rumbo de una vida llena de buenas acciones o simplemente dejarlas pasar. En 1952, en Calcuta, una mujer llamada Anjezë Gonxhe estaba cumpliendo su labor de misionera para la caridad de la ciudad, dirigida por el arzobispo en turno llamado Fernando Peries, quien no creía capaz de siquiera encender una vela de manera correcta. Ella iba caminando por las calles de la ciudad y se detuvo para ayudar a una mujer moribunda abandonada cuyos pies eran devorados por unas ratas. Este hecho la cautivó tanto que generó en ella una nueva misión: ayudar a los más pobres entre los más pobres.

Seguidamente logró que las autoridades de la ciudad le cedieran un viejo edificio para comenzar ahí ayudando al cuidado de los enfermos de tuberculosis, disentería y tétanos, aquellos enfermos que en común tenían que en los hospitales no querían recibir. El cuidado de las monjas que ella misma consiguió le apoyaran, hizo que muchos enfermos mejoraran o que al menos encontraran una muerte digna, todo esto sin afectar su propia religión.





También recordó a los niños que vivían en situación de calle, abriendo así un orfanato, un centro de atención a los leprosos. También pensó en la manera en que estos se sustentarían, con la producción de saris blancos con borde azul (como el que ella portaba la mayoría del tiempo), vendiendo así para misioneras en más de 100 países. (Chicagotribune.com/ Madre Teresa de Calcuta, una vida al servicio de los desheredados. By: AFP)

La Madre Teresa fue el vivo ejemplo en el cual la nobleza, el gran corazón y las ganas de ayudar no tienen nada que ver con una vida estable, plena, con lujos. Ella tenía vocación y además mucha fe. Muchas de sus mejores frases son tan inspiradoras que han cruzado las barreras del tiempo y espacio. Promover la paz, dar lo mejor de ti, no olvidarse de hacer una obra buena al día sin esperar más que la autosatisfacción no es estar sirviendo al prójimo, a un servicio o a una organización, es estar sirviendo a Dios.