¡Hola! Mi nombre es Diana Leticia Calderillo Cabrera, soy licenciada en Diseño Industrial, tengo 26 años y soy orgullosamente guanajuatense. Me gustaría compartirte cómo fue que mi vida dio un giro en un abrir y cerrar de ojos.

Dicen por ahí que las oportunidades se presentan una vez en la vida y que si algo es para ti, las puertas se abren con mayor facilidad. También se dice que éstas llegan cuando estamos preparados porque somos capaces y podemos con todo lo que conlleva tomarlas. Personalmente no había tenido una experiencia semejante, pero no contaba con que en algún momento de mi vida, esta oportunidad me llegaría en el momento y de la manera menos esperada.





Hace dos años se me presentó la oportunidad de moverme a Alemania con el programa Au Pair (niñera), pero no estaba segura, conllevaba muchas cosas, era dejar a mi familia, mis amigos, mi país, mi lugar de origen, además jamás había tenido un acercamiento con el idioma alemán y aparte tenía cero tolerancia con los niños. Pese a todos estos pensamientos en contra, decidí tomar la oportunidad e iniciar el proceso.





El primer reto más grande que se me presentó para este proceso fue aprobar una entrevista en alemán para obtener la visa de Au Pair, por ende estuve un mes intensivo estudiando el idioma, tomé clases de lunes a domingo cuatro horas diarias. Después de ese mes tan pesado logré aprobar la entrevista, por supuesto que costó, pero valió la pena.





Cuando ya era un hecho que me iba a Alemania, se me venía otro reto aún más grande y era hacerme a la idea que tenía que despedirme de mis seres queridos, de mi vida en México y que me iría por primera vez a otro continente, a iniciar una vida de cero en un país totalmente diferente y opuesto al nuestro, yendo sola, sin ninguna certeza de saber que pasaría, cómo sería, sin saber muy bien el idioma, todo iba a ser nuevo. No lo asimilé, hasta que aterricé en Alemania me llegó el golpe de realidad y me di cuenta de la decisión que había tomado.



Hoy después de un año y ocho meses viviendo en Alemania, sigo sosteniendo que todos los días son un reto diferente, el convivir con personas desconocidas, la cultura, la comida, el idioma, el clima, al principio todo es felicidad, pero con el paso del tiempo vas viendo la realidad. Estar en un país completamente nuevo y solo, te hace valorar hasta el más mínimo detalle que antes tenías y estando acá me hizo darme cuenta de lo afortunados que somos en México, lo tenemos todo, la calidez de las personas, lo deliciosa que es nuestra gastronomía, las tradiciones y costumbres, los hermosos paisajes y demás.





Actualmente ya estoy más adaptada a la cultura, el idioma ya no es un impedimento, pero el tener lejos a mi gente, a mi lugar de origen, me seguirá doliendo siempre, he pasado por situaciones y momentos muy difíciles, pero pese a eso y a la añoranza puedo confirmar que haberme venido fue la mejor decisión que pude tomar, estoy acá por mi propia voluntad para cumplir mis sueños y mis objetivos. El sacrificio es muy grande, todo lo que me implicó y lo que me sigue costando luchar por mis sueños, no es nada fácil, pero sé que todo el tiempo, esfuerzo y dedicación que le estoy invirtiendo a este proyecto de vida, valdrá la pena.

Mi crecimiento personal es inmenso e increíblemente sucedió algo que en mi vida imaginé, tener un vínculo grandísimo y tan fuerte con dos niños pequeños Willem y Martha, ellos se volvieron mi fortaleza y motivación en esta nueva etapa de mi vida, llegué a cuidarlos y a aprender de ellos, pero no me esperaba que yo aprendiera más de ellos, que ellos de mi.

Hoy en día soy una persona independiente, con ganas de comerse el mundo, aprendiendo y luchando por lo que quiere y sueña. Alemania me ha forjado a ser así, pero gracias a los valores y los buenos cimientos que logré hacer y aprender en mi hermoso México, soy quien soy ahora, y con mucho orgullo digo que soy una mujer guanajuatense luchando por sus sueños.