Para empezar con este tema, es necesario saber qué es la frustración. Según Wikipedia, es una respuesta emocional común a la oposición, relacionada con la ira y la decepción, que surge de la percepción de resistencia al cumplimiento de la voluntad individual. En otras palabras, es lo que sientes cuando no logras hacer lo que tenías planeado. Por ejemplo, cuando estudias y te esfuerzas mucho para un examen y al recibir las calificaciones te das cuenta de que te fue mal, entonces te sientes mal contigo mismo. Eso es la frustración.

Este sentimiento o emoción, utilizado correctamente, puede servirte para motivarte y lograr lo que te propongas. Usando el ejemplo anterior, después de ver tus notas y sentir mucha frustración, en lugar de lamentarte, decides reflexionar y ver qué pudo salir mal.

La frustración no siempre es mala; todo depende de la forma en que lo veas. Algunas personas lo perciben como algo completamente malo e insoluble, pero la realidad es que no es el fin del mundo y no está mal sentirte frustrado. Es lo más normal, pues al final de cuentas, es una emoción.





Algunas cosas que puedes hacer para que la frustración no te venza y te sientas mejor son:

Salir a dar un paseo para ordenar tus ideas y prioridades.
Tomar una pequeña siesta para calmarte.
Realizar algún tipo de actividad física para calmar la ira a corto plazo que provocó la frustración.
Cometer un error no está mal, siempre y cuando no te dejes dominar por la frustración y las otras emociones negativas. Utiliza ese error para mejorar, identificando en qué fallaste, mejorando en ese aspecto y evitando volver a cometer ese error.