Aprende a controlar tus impulsos
Consejos seguros
Lizbeth Adriana Macias Rosas  -   2023-12-30
 Compartir en facebook 
No todo el mundo actúa con el mismo nivel de impulsividad. Algunas personas tienen problemas para interactuar con los demás, mientras que otras tienen dificultades para controlar sus palabras y acciones. Decirle a tu jefe que simplemente no lo soportas no es lo mismo que darle un puñetazo en la nariz, y, por supuesto, ambos son ejemplos de comportamiento completamente inapropiado e injustificado para el bien común.



1. Comienza identificando cómo y cuándo suceden
Existen varias formas de reducir el número de conductas impulsivas que nos permiten controlar nuestra conducta y obtener un mayor grado de autocontrol. Hay una razón detrás de la mayoría de las conductas impulsivas, ya sea relacionada con un trastorno psicológico o con factores más contextuales. Cuando sea posible, identificar las razones detrás del comportamiento impulsivo y cuándo ocurre el comportamiento impulsivo es un factor clave para aprender a manejar los impulsos. El ejemplo más común es si estamos luchando contra el impulso de tomar un dulce entre horas, nos podemos hacer varias preguntas como: ¿por qué quiero una fritura? ¿me ha llenado suficientemente la comida? ¿qué me ha hecho querer tomar chocolate? Así podemos iniciar identificando qué impulso es el que nos sucede.

2. Cuestiona emociones
¿Cómo nos sentimos cuando tenemos un impulso? Esta pregunta es importante, especialmente cuando se analizan los momentos antes, durante y después de que ocurra el comportamiento horrible y preocupante. Nuestras emociones pueden ser un factor causal en el surgimiento del comportamiento. Tenemos que pensar en cómo nos sentimos antes de decidir hacerlo. Cuando realizamos un impulso, podemos sentirnos satisfechos, pero esta satisfacción no dura mucho porque después de realizar la acción, surge el arrepentimiento: “¿Por qué hice eso?” Tener esto en cuenta cuando esté a punto de actuar impulsivamente puede significar evitar ese comportamiento por completo.





3. Busca una distracción
El mundo está lleno de todo tipo de estímulos que pueden ayudarnos a evitar conductas que racionalmente no queremos hacer pero que nuestro cuerpo nos dice que hagamos. Estábamos hablando con un familiar y nos dijo que la última noche no le gustó cómo fregamos los platos, algo que siempre nos dice pero que no entendemos por qué piensa que no están bien limpios. Ante esta situación, podríamos contestarle de forma impulsiva con un ‘pues a partir de ahora los limpias tú’ o eres muy exagerado, algo que queda claro que no va a ayudar a que se calmen los ánimos. En lugar de contestar hay que esperar 5 minutos para no contestar con impulsos.

4. Piensa en el futuro inmediato
Una buena forma de evitar que se dé el impulso es pensar en cómo nos vamos a sentir inmediatamente después de haberlo hecho, y también qué cambios tanto en el ambiente como en nuestro entorno social vamos a ocasionar. Podemos intentar pensar fríamente en las consecuencias de ser demasiado sincero, romper un objeto o tomar algún snack que no deberíamos.





5. Meditación y yoga
El yoga también sirve, dado que como actividad física que es no únicamente ofrece beneficios a nivel corporal, sino también mental, permitiendo tener una visión más calmada y racional de nuestras apetencias momentáneas. Si consideras que tus malos impulsos están teniendo consecuencias negativas y que están afectando tu clima social, puedes buscar ayuda psicológica. Hay instituciones de gobierno como el DIF municipal que ofrece psicología gratuita; nada se pierde con acercarse y comenzar una interacción.
COMENTARIOS:
ÚLTIMAS NOTICIAS
NUESTRAS ALIANZAS
pruebaaaa