Nuestro equipaje al nacer
De una buena siembra surge la cosecha
Estefanía Villafuerte  -   2024-02-03
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Llegamos al mundo sosteniendo con fuerza un pequeño saco que nos acompañó a lo largo de nuestra vida hasta que finalmente pudimos abrirlo.



Un día, desatamos el delgado listón que mantenía cerrado el saco. ¿Qué encontramos al abrirlo? Semillas. Al vaciar el saco, descubrimos un puñado de semillas con etiquetas como compromiso, confianza, amabilidad, respeto, honestidad y amor.

Durante nuestros primeros años, las personas cercanas a nosotros compartieron sus reservas de estos valiosos valores. Nos guiaron sobre el uso adecuado de estas semillas, con la expectativa de que, una vez abierto nuestro saco, seguiríamos sus enseñanzas. Sin embargo, algo cambió.





Al abrir el saco, algunos estaban rodeados de familiares que celebraron el momento con entusiasmo, indicando que algo bueno estaba por comenzar. Otros experimentaron este momento en soledad, sin testigos, mientras que algunos estaban acompañados pero pasaron desapercibidos. Estas experiencias moldearon diferentes perspectivas de la vida.

Con el tiempo, para muchos, el saco quedó vacío. Para algunos, esto ocurrió desde la infancia, para otros en la adolescencia, y algunos administradores aparentemente eficientes de semillas llegaron a la adultez solo para descubrir que sus sacos también estaban vacíos.





¿Cuál fue la lección que no aprendimos?

Todas las semillas tenían un propósito: sembrarse. Sin embargo, una de cada especie era crucial plantarla en nuestro interior, en nuestra propia vida. Las demás servirían como reservas para acompañar a quienes nos rodean o para una nueva siembra interior si fuera necesario.

Cuando estas semillas se plantan en nuestro interior, las relaciones y proyectos florecen y dan fruto, permitiéndonos compartir y multiplicar con quienes nos rodean.

Las semillas de compromiso nos impulsan a iniciar y completar proyectos.

•La confianza nos permite creer en nosotros y en los demás, formando comunidades pacíficas y equipos de trabajo efectivos.
•La amabilidad nos lleva a reconocer la importancia del descanso y a construir un diálogo interno positivo.
•El respeto busca armonía con nuestro entorno y fomenta el cuidado de nuestros recursos.
•La honestidad nos permite mostrarnos y expresar nuestras necesidades, reconociendo nuestras debilidades para crecer.
•El amor propio se convierte en la manifestación más grande de amor, creando un efecto multiplicador que promueve la vida y el bienestar.

Si tu saco se encuentra vacío, comparto contigo estas semillas. Siémbralas en tu vida y cuídalas. Recuerda que después de la siembra y un trabajo bien hecho, llegará el tiempo de la cosecha.
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