Crisis vs Equilibrio
Superando crisis y encontrando paz en medio de la adversidad
Angelica Lenz Tiemann  -   2024-05-11
 Compartir en facebook 
Todos anhelamos armonía, paz y amor, ¿no es así? En nuestras relaciones, en la familia, en los estudios o en el trabajo, en las comunidades y calles… en fin, en todos los entornos. Sin embargo, nuestra realidad muchas veces no es así. La verdad es que la vida es cruel por naturaleza y todos sufrimos adversidades, nadie se libra. Debemos reconocer que todos estamos expuestos constantemente a crisis, conflictos, pérdidas y contratiempos que no podemos controlar, que no elegimos. Los destinos difíciles son parte de la existencia. Hay muchas pérdidas: pueden ser pérdidas materiales, estar desempleado, una separación o divorcio, una enfermedad grave, la adquisición de una discapacidad, la muerte de un ser querido… Somos vulnerables.



Cuando estamos en crisis, sentimos una gran perturbación y nos sentimos rabiosos, tristes, vacíos, inválidos, inútiles, ansiosos y temerosos. Las crisis externas nos originan una desorganización interna que exige una respuesta adaptativa para poder regresar a nuestro equilibrio. Vemos las crisis como una fatalidad, les tenemos miedo, incluso podemos pensar que son un destino injusto. Aquí, lo interesante es que una crisis significa peligro, pero también oportunidad. El equilibrio es clave en todo lo que hacemos y va de la mano con la resiliencia, que nos permite ver con otra perspectiva cada dificultad en nuestras vidas.




Cuando la vida nos da un revés y estamos ante situaciones críticas, el sentimiento que predomina es el de no sentirnos capaces de sobreponernos, nos creemos sin recursos. Necesitamos entonces regresar a nuestro centro y equilibrarnos para ver con claridad. Hagamos uso de todas las herramientas que tenemos para conseguir ese equilibrio interior y, por consiguiente, lo obtendremos en nuestro exterior:

•Llevar un diario de nuestras experiencias y sentimientos resulta muy valioso. Releer lo plasmado nos sirve de guía para aclarar, comprender y aprender de nuestras vivencias y de lo que nos quitó la paz.
•Acercarnos a la naturaleza, disfrutar de la belleza que nos rodea manteniendo la capacidad de asombro, nos nivela emocional, mental y físicamente.
•Cuidar nuestra salud y vitalidad al apreciar nuestro cuerpo, alimentarnos sanamente, procurar un buen descanso, realizar ejercicio físico y participar en actividades al aire libre.
•Liberarnos y desintoxicarnos de todo lo que nos quita paz; evitar todo aquello que nos destruye y hace daño: drogas, alcohol, comida chatarra, sedentarismo, relaciones tóxicas.
•Explorar alternativas como la meditación, respiraciones profundas y conscientes, diferentes formas de expresión artística y creativa para buscar serenarnos.
•Observar nuestros pensamientos y diálogos. ¿Estamos criticando, juzgando, maldiciendo? ¿Nos lamentamos, quejamos, victimizamos?
•El enojo, el resentimiento, la culpa nos quitan la paz. Busquemos perdonar y perdonarnos.




¡Haz todo lo que tengas que hacer por ti mismo para conseguir y mantener el equilibrio! Eso dará como resultado un profundo trabajo de superación personal. Este nos llevará a una relación cordial y a la vez exigente con nosotros mismos y nos proporcionará las herramientas que nos permitan buscar soluciones adecuadas a los obstáculos. Entonces seremos más fuertes y seguros, obtendremos confianza en nosotros mismos y si alguna vez nos equivocamos, no nos hundiremos ni perderemos nuestro equilibrio interior.

Cuando cambiamos la relación que tenemos con nosotros mismos, nuestras relaciones también cambian. Y al cambiar nuestras relaciones, cambia nuestro entorno. Siempre va a haber dificultades, ¿quién no las tiene? Y aún así, podemos conseguir equilibrio y paz interior. La paz interior es negarnos a que las dificultades de la vida cotidiana nos desequilibren; no es la ausencia de obstáculos y desafíos, sino conservar un corazón tranquilo que comprende y ama.
COMENTARIOS:
ÚLTIMAS NOTICIAS
NUESTRAS ALIANZAS
pruebaaaa